Allí estábamos mi mejor amigo y
yo en la cola del reclutamiento, engañados como el noventa por ciento de los
que estábamos allí esa fría tarde de diciembre. Pensando que íbamos a defender
a nuestro país, orgullosos íbamos a proteger a nuestras mujeres e hijos. Pero
en realidad íbamos camino a una muerte segura y a no volver a ver a nuestros
familiares. La mañana del día siguiente me despedí de mi mujer y de mis hijos
pequeños y me fui para no volverles a ver.
Rodrigo 4º ESO CPEB de Cerredo
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