28 de julio de 1915
Era una mañana como
otra cualquiera, la gente estaba tranquila, contenta, comprando en los
mercados, los niños paseaban por la calle de la mano de sus madres, cuando de
repente empezaron a llegar soldados, sus
caras de crueldad y sin compasión asustaron y temorizaron a la gente que estaba
fuera de su hogar, aquello era el principio de una larga y dura guerra.
Yo estaba en el hospital con muchas otras enfermeras como yo
y con el doctor, estaba muy nerviosa sabia que
la guerra iba a traer muchas muertes y por mucho que yo pudiera hacer no
lo podría impedir.
Llego la hora preparamos todo lo necesario y salimos del
hospital, al llegar se me partió el alma cada disparo que sonaba se me paralizaba
el corazón, quería que todo acabara cuando todavía estaba apunto de empezar. La
gente intentaba escapar de aquellos duros y crueles soldados pero ellos iban tras la gente quitando sus vidas. Por cada minuto que
pasaba teníamos más y más heridos.
Con cada uno de ellos hacia todo lo que podía para salvar
sus vidas. De pronto sentí un disparo y un fuerte grito, una madre lloraba
desconsoladamente al intentar separarla de su hijo, pero lo que menos me esperaba era que su hijo
iba a acabar en mis manos, un soldado le disparo, y de pronto su madre estaba detrás mío, me
dijo rápidamente antes de que la vieran que por favor salvara a su hijo, su
mirada triste y sus palabras me llegaron al corazón , hice todo lo que pude
pero el niño falleció. Me sentí fatal al ver al niño tan pequeño luchando por su
vida pero no podía hacer nada.
De pronto vi cómo un soldado le decía a un niño que se
escapara mientras los otros soldados
disparaban a mas gente. Me pareció raro
y me quede un buen rato observándole.
Su mirada me daba confianza, sinceridad, mientras que la de
los otros soldados me repugnaban y sentía odio al mirarles. Estaba curando a
una mujer herida cuando el soldado hacia mí, yo le pregunte porque había
salvado la vida a esos niños y él me
dijo que no preguntara nada que no podía contestarle pero que no tenía un buen
corazón.
Me empezó a preguntar
cosas sobre mi, como me llamaba, cuantos años tenia y de pronto note un pequeño
cosquilleo, no se que me pasaba, pero me sentía nerviosa al hablar con el.
Después de un largo y
duro rato la guerra termino, el sufrimiento se acabo y aunque no pude salvar
todas las vidas que quisiera me sentí orgullosa de las que salvé. Me fui para
mi casa para intentar descansar después del momento vivido, pero el soldado
vino detrás mío y me dijo que si podía quedar para cenar yo le dije que si,
estaba muy nerviosa el soldado me estaba empezando a gustar, llegue a mi casa y dormí
un poco luego me prepare y sobre las ocho
el soldado estaba debajo de mí casa con el coche.
Salí y lo primero que
le pregunte es por qué salvó a esos niños, me llamo mucho la atención, el me
dijo que se le partía el alma a ver a esos niños tan chiquitos luchando por su
vida y más separándolos de sus madres, y que él no era como sus compañeros, tenía
que hacer algo. Sus palabras me
conmovieron y después de una larga noche comenzamos una relación en la que
fuimos muy felices.
Lorena Mesa 4º ESO
CPEB Aurelio Menéndez
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